Enfrentarse con un cabello no definido, es decir, ni graso ni seco, puede ser complicado, pues las raíces tienden a ser grasosas mientras que el resto está seco y deshidratado. La clave para lidiar con esta condición es el shampoo.
Aunque a veces nos apliquemos decenas de mascarillas y tratamientos costosos, la importancia de elegir el que mejor se adecúe a las características de nuestro pelo nos ahorrará esfuerzo.
No se debe caer en la tentación de elegir shampoos que ofrecen eliminar toda la grasa de la raíz e hidratar las puntas pues todavía no existe un producto específico para ello. Ni mucho menos los que son para cabello seco. En cambio, debés optar por uno ligero y neutro que tenga sulfatos orgánicos y de origen natural.
La regla general es que laves tu pelo un día sí, y al otro no. Y en caso tengas mucha grasa en el cabello podés optar por usar un shampoo en seco, que debés aplicarlo a una distancia de unos 30 centímetros aproximadamente y dejar que actúe por varios minutos. Después, retirar los residuos masajeando tu cuero cabelludo y pasando el cepillo.
Entre otras recomendaciones está evitar el agua caliente pues activará una mayor producción de grasa. Y después de cada lavado de igual forma debés hidratarlo con un aceite en las puntas. Si usás acondicionador debés usarlo de medias a puntas.
La exfoliación y el cepillado se vuelven imprescindibles para obtener mejores resultados. Sobre todo, por la contaminación, cada vez cuesta más mantener la melena limpia y por tal motivo debemos ser más cuidadosos.
Fuente: Wapa