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Salud

Ocho consejos para no desperdiciar alimentos

Tips para aprovechar la comida que compramos y ahorrar dinero

Hoy, en un momento muy difícil de nuestra economía y con una mayor conciencia ecológica, es imprescindible prestarle atención al aprovechamiento de los alimentos que compramos en nuestra casa para no terminar tirando las sobras.

Es posible poner en práctica estrategias para evitar el desperdicio. Las causas son varias: reglas de etiquetado de fecha de caducidad rígidas o mal entendidas o prácticas de almacenamiento, de compra o de cocina inadecuadas. Por ejemplo se tira racimo de bananas porque tienen manchas marrones cuando bien pueden ser ingeridas descartando la parte madura o usadas en licuados.

1. Seguir la regla PEPA. Primero Entra, Primero Afuera. Al desembalar, mover los productos y alimentos más antiguos a la parte frontal de la heladera o la alacena y acomodar la nueva compra en la parte posterior. De esta manera, es más probable que usen los productos con más días de compra antes de que caduquen.

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2. Hacer un balance. Anotar próximas fechas de caducidad de los alimentos y armar un plan de comidas con los que están más cerca de su expiración. Además, mantener una lista de lo que hay en el freezer y cuándo se congeló cada elemento. Colocar las listas con imanes en la puerta de la heladera para una fácil referencia de los alimentos y preparaciones antes de que pasen su mejor momento de consumo.

3. Designar una cena cada semana para aprovechar una comida reutilizada. En vez de cocinar una nueva comida, mirar en alacenas, heladera y freezer para aprovechar restos de comidas anteriores y otros alimentos que de otra manera podrían ser pasados por alto.

4. Comer los quedó pronto (o freezarlo). Aprovechar los restos de la cena para el almuerzo del día siguiente. Pueden transportarse en recipientes herméticos. Si no se comerán de inmediato, freezar con fecha y descripción en la etiqueta.

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5. Usar todo. Al cocinar, usar cada parte del alimento siempre que sea posible. Por ejemplo, dejar la cáscara a pepinos y papas (tienen nutrientes que son desperdiciados al cortarlos y suman fibra) y usar todo el brócoli, incluyendo sus tallos y sus hojas (se pueden usar en tartas y omeletes reemplazando a la acelga).

6. Buscar el mejor uso de los alimentos. La mayoría puede aprovecharse de distintas formas. Por ejemplo, la fruta madura puede usarse en batidos, dulces o compotas; las verduras marchitas se pueden aprovechar en sopas o rellenos. Ambas se pueden convertir en jugos nutritivos.

7. Interpretar las fechas de caducidad. Las fechas tienen que ver con la seguridad alimentaria y suelen ser sugerencias del fabricante para la calidad máxima. Considerando esto y que justamente por seguridad debe dejarse un margen de tiempo prudente entre la fecha de vencimiento y los que significa un peligro para la salud, esta fecha no debe ser un sinónimo estricto de tirar a la basura.

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Es más, en casos de los fideos secos, si fueron almacenados en sitios sin humedad, pueden ser consumidos varios meses y hasta un año después de la fecha de vencimiento. Respecto mayoría de los alimentos frescos si se encuentran almacenados adecuadamente o refrigerados, pueden consumirse algunos de días después de lo que señale la etiqueta siempre que tenga buen aspecto, color y olor (como los lácteos). La tolerancia es menor en casos de alimentos que contengan huevo, pescado, embutidos y alimentos en conserva en aceite. Un producto que está a punto de vencer y no podemos consumir en forma inmediata puede ser cocinado y freezado.

8. Donar lo que no va a consumir. Si sabés que las latas de porotos que tenés hace un par de meses en la alacena no llegarán a convertirse en un plato, donáselas a un comedor social o a un hogar antes de que caduquen para que sean consumidas por alguien que lo necesita. O lo que te sobre de la comida, a alguien que esté en la calle.

Fuente: Dr. Cormillot

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