Seguinos en nuestras redes

Sociedad General

Una ejecución fallida encendió el debate sobre la pena capital

Un condenado de Oklahoma agonizó durante 43 minutos tras recibir la inyección letal. La situación reabrió el debate sobe la pena de muerte en los Estados Unidos

Se abrió un nuevo frente en la batalla legal que desde hace algunos años rodea las ejecuciones en Estados Unidos. Un condenado a muerte sufrió una terrible agonía, cuando algo salió mal en su ejecución. Su muerte no fue pacífica e indolora, sino que fue un tormento.

[pullquote position=”right”]Una ejecución fallida encendió el debate sobre la pena capital[/pullquote]

Clayton Lockett vivió durante 43 minutos después de que se le inyectase el primer fármaco de los tres que componen el protocolo para acabar con la vida de alguien mediante la inyección letal.

Publicidad

Según los testigos presentes en la penitenciaría de McAlester (Oklahoma), Lockett sufrió brutales convulsiones y se retorció en la camilla mientras intentaba deshacerse de las ataduras. Algo no estaba funcionando cómo debía.

El médico que supervisaba la ejecución vio en la pantalla que controla las pulsaciones del corazón que una de las tres líneas se había vuelto muy errática y que una vena del preso había explotado. En eso momento, los responsables decidieron cerrar las cortinas que del el cristal que separa la sala de ejecuciones de la habitación donde están los familiares del condenado, de la víctima, los abogados y la prensa.

La única información que existe a partir de ese momento es que se paró la ejecución y que el preso murió en la camilla diez minutos más tarde de un ataque masivo al corazón.  “Fue una tortura”, dijo el abogado de Lockett.

Publicidad

El presidente Barack Obama aportó anteayer la opinión de la Casa Blanca y calificó la ejecución de Lockett de “inhumana”. Por su parte, la gobernadora del Estado, la republicana Mary Fallin, emitió un comunicado en el que afirmaba que “Lockett quedó inconsciente después de que se le administraron los fármacos correspondientes”.

La opinión pública estadounidense rechaza la pena de muerte como nunca antes en los últimos 40 años. Su probable inconstitucionalidad por violar la Octava Enmienda de la Constitución, que prohíbe castigos crueles e inhumanos, puede que algún día devuelva el tema al Tribunal Supremo, que la reinstauró en 1976 tras quedar suspendida un tiempo.

Publicidad

TE PUEDE INTERESAR