Las muertes por atragantamiento son una causa importante de mortalidad infantil, y la mayoría de los episodios de asfixia se producen en niños menores de tres años, el grupo con mayor riesgo. Al tener vías aéreas con un diámetro pequeño, sumado que aún tienen una dentición incompleta, mastican menos los alimentos, y pueden distraerse fácilmente mientras comen, el riesgo de atragantamiento aumenta.
Las características físicas de ciertos alimentos los hacen más susceptibles a quedarse atascados y producir un taponamiento de las vías respiratorias. Es importante conocer cuáles son para evitar ofrecerlos en los primeros años o dárselos de forma adecuada para evitar accidentes.
Pochoclo
Un grano de maíz podría pasar a las vías respiratorias y provocar la muerte instantánea por asfixia o bien alojarse en alguna zona de pulmón y provocar una infección por cuerpo extraño.
Frutos secos enteros
Almendras, nueces, cacahuetes, maíz, avellanas, pistachos, así como semillas como las pipas son alimentos duros y pequeños con gran peligrosidad para los niños.
No ofrecer frutos secos enteros, no molidos, antes de los 5-6 años por el riesgo de asfixia. Sin embargo, los beneficios nutricionales son muy adecuados, por lo que antes de esa edad, se pueden ofrecer molidos a partir de los seis meses.
Jamón
Así como el lomo embuchado y otros embutidos, son alimentos que no se desmenuzan fácilmente en la boca y al tener los niños pocos dientes y una deglución aun inmadura, son más susceptibles de provocar atragantamientos.
Hay que ofrecerlo desmenuzado o cortado en trozos pequeños que los niños puedan comer fácilmente con las manos.
Caramelos y dulces duros
Al ser redondos y duros podrían ser tragados sin deshacerse. Pueden ser inhalados al reír o respirar profundo, y pasar a las vías respiratorias obstruyéndolas.
Es preferible evitarlos en general y en caso de ofrecerlos puntualmente, esperar hasta que sean capaces de masticarlos bien.
Gomitas
Los alimentos duros parecen ser los más peligrosos a priori, pero también lo son los que tienen una consistencia gomosa como las gomitas. Son blandas, pero no se deshacen en la boca y vuelven fácilmente a su forma original.
Precisamente por ser blandos, este tipo de productos dan una falsa sensación de seguridad, pero si no se mastican bien pueden pasar a la laringe del niño sin deshacerse y poner en riesgo su vida.
No aportan ningún valor nutricional, por lo que es preferible evitarlas y en caso de darlas puntualmente, a partir de los cuatro o cinco años.
Malvaviscos
Este tipo de aspecto inofensivo, son especialmente peligrosos para los niños. Por su tamaño y consistencia gomosa, que impide que se deshagan fácilmente en la boca, podrían quedar atascadas en la garganta y provocar asfixia. Son dulces sin valor nutricional y además perjudiciales para los dientes.
Chicles
A los niños no se debería darles chicles hasta que no sean capaces de masticarlos y luego escupirlos. Sin embargo, no son convenientes porque provocan caries y también por el riesgo de atragantamiento. Podría ser aspirado sin querer al reírse o al respirar profundo y quedar atascado en las vías respiratorias.
Uvas
Las enteras son redondas y tienen un tamaño perfecto para obstruir por completo la laringe de un niño. Además tienen piel, lo que hace que se puedan deslizar por la boca sin ser masticada y pasar a la laringe directamente taponando las vías respiratorias.
La forma correcta de ofrecérselas a los niños es sin piel, sin pepitas y cortadas a lo largo en dos o tres trozos. Nunca enteras.
Cerezas
Por su forma redonda, por tener una piel resbaladiza y porque contiene hueso, es otro fruto que podría provocar asfixia si se aloja en la laringe del niño sin ser debidamente masticada.
Para evitarlo, cortá la cereza por la mitad o en trozos más pequeños y retirá el hueso antes de ofrecérsela a los niños.
Aceitunas
Tienen forma cilíndrica y pueden obstruir las vías respiratorias si se comen enteras. Además, tienen hueso, por lo que siempre hay que ofrecerlas deshuesadas y cortadas en trozos.
Salchichas
Debido a su forma pueden resultar muy peligrosas para los niños. Son cilíndricas, del tamaño de las vías respiratorias y compresibles, lo que permite que se atasquen firmemente en la hipofaringe de un niño y ocluyan completamente las vías respiratorias.
Para evitarlo, cortarlas a lo largo, en lugar de hacerlo en rodajas a lo ancho y después cortar esas dos tiras para que nos queden los pedazos de salchicha como media rodaja. Incluso si son pequeños podemos cortarlas aún más pequeñas.
Zanahoria cruda en trozos
Las verduras duras son susceptibles de provocar atragantamiento si se comen enteras. Ofrecerla rallada si se va a dar cruda o cocerla para ablandarla y darla cortada en trozos a lo largo, no en rodajas.
Manzana cruda en trozos
Al ser duras y no deshacerse en la boca podría provocar atragantamiento si ofrece cruda y en trozos. Para evitarlo, ofrecésela de otra forma que no implique riesgos, como por ejemplo rallada o hecha compota y cortada en trozos.
Pan
Alimentos de textura pastosa, como un trozo de pan al mezclarse con la saliva, también son peligrosos. Ofrecérselo en trozos pequeños que puedan masticar antes de tragarlos, y siempre acompañado de líquidos como agua o leche.
Galletas
Algunas de consistencia dura pueden resultar peligrosas. Especialmente las de estilo rústico que absorben mucha saliva y no se deshacen en la boca fácilmente.
Es preferible evitarlas en niños pequeños, o bien ofrecerlas ablandadas (mojadas en leche, por ejemplo) o darlas en trozos muy chicos.
Pescado
Es un alimento muy sano que debería incluirse de forma habitual en la dieta de los más pequeños desde que se introduce la alimentación complementaria. Sin embargo, las espinas de algunos pescados son causa frecuente de atragantamiento.
Es preferible ofrecer los que se deshagan fácilmente en la boca, cortados en trozos pequeños y asegurarse de haberles quitado muy bien las espinas.
Carne
Es otro alimento habitual, pero es muy importante ofrecerla de forma segura. Un trozo muy grande o duro puede atascarse en la garganta. Dale carne blanda, retirá la parte de la corteza si está muy dura, y dásela cortada en tiras o trozos pequeños. De esta forma, incluso los bebés pueden comerla con las manos con total seguridad.
Para evitar atragantamientos, también es importante vigilar que coman tranquilos y sin prisas, no estén saltando o corriendo mientras comen, y tener nociones de primeros auxilios para saber cómo reaccionar.
Fuente: Bebés y más