Cuando uno nombra países como Finlandia, Suecia o Dinamarca suele reconocerles ciertas características que vistas desde acá parecerían imposibles de incorporar a nuestra sociedad: progreso social, un novedoso sistema educativo e igualdad de género. Sin embargo, no todo es como parece.
Hay tres cosas por las que no querrías vivir en un país nórdico
Suecia y la epidemia de la soledad
La mitad de los suecos viven solos -la tasa más elevada del mundo- y uno de cada cuatro muere en soledad. Las cifras fueron reflejadas en el documental La teoría sueca del amor, que expone esta dura realidad con el caso de un hombre que fue descubierto muerto en su departamento después de dos años. Sus facturas estaban automatizadas y ni sus vecinos advirtieron que había muerto, indica Paula Markous de La Nación.
“Los suecos son expertos en aislarse unos de los otros”, explica el famoso etnólogo sueco Ake Daun en su libro de 1989 La mentalidad sueca. El experto señala que en Suecia es habitual subir por las escaleras para no verse atrapado en un ascensor con un desconocido, “por miedo a no ser capaz de pensar en algo acerca de lo que hablar”.
Finlandia: la paradoja de la igualdad de género

La navidad finlandesa
Aunque el país nórdico es uno de los que más estimula la igualdad de género a la hora de conseguir empleo, la tasa de violencia de género en este país es una de las más elevadas del mundo.
Según comenta Markous, se trata de una “paradoja nórdica”, un término que emplearon dos autores españoles Enrique García y Juan Merlo, investigadores, respectivamente, de la Universidad de Valencia y de la de Lund (Suecia) para explicar este fenómeno que también se da en Noruega, Suecia y Dinamarca.
“Posiblemente la igualdad de género no tenga nada que ver con la mayor prevalencia de violencia y la explicación se pueda basar en una variable no tenida en cuenta, como por ejemplo, las diferencias en el patrón de consumo de alcohol”, sostiene el estudio.
Dinamarca: guetos y xenofobia

Dinamarca para daneses
En Dinamarca, los habitantes son en un 87% de los casos, de ascendencia danesa. Por eso, la llegada de los refugiados alentó el avance de la ultraderecha. El Partido Popular Danés (DF) fue el segundo partido más votado en las últimas elecciones y apoya al gobierno en coalición. Fueron ellos los ideólogos de confiscar a los refugiados sus bienes para costear su estancia en el país, un mecanismo legalizado que al final no se aplicó.
“En los países nórdicos, la derecha, los partidos antiinmigración dominan el discurso político. Todos se mueven hacia la derecha. Dinamarca, debido a que está en la “línea del frente” con Alemania ha tenido que imponer de manera unilateral lo que parecen reglas muy draconianas”, explica a LA NACION el periodista inglés Michael Booth.
Una de las medidas draconianas es la que quiere imponer el gobierno en los llamados guetos (hay 22 en el país) donde viven los inmigrantes. Ya anunció que podría derrumbar edificios si hace falta y reubicará a los vecinos “para que se mezclen con otras personas de origen diferente en otras áreas”. También los crímenes que se cometan en los límites de los guetos tendrán castigo doble.