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Cultura

Star Wars: The Last Jedi: Abierta la grieta ha sido

Nuestro crítico de cine estrella, Alberto Ezequiel Fernández, volvió a las andanzas y nos deja con ganas de ir corriendo al cine más cercano para disfrutar (¿o sufrir?) con la última entrega de la saga iniciada por George Lucas en 1977

Por Alberto Ezequiel Fernández – @Albertoezequiel

Háganme el favor de incluir a Star Wars: The Last Jedi en la lista de cosas de las que no se puede hablar en la mesa junto con la política, el fútbol y la religión. Habiéndola visto dos veces en pocos días, todavía no logro determinar si la amé o la odié, pero al menos, en frío, creo haber sacado algunas conclusiones.

La octava entrega de la saga de George Lucas, ahora en manos de Disney es, ante todo, controversial. Las reglas cambiaron en la galaxia. Para bien o para mal, el tiempo lo dirá. Pero lo cierto es que a diferencia de la nostalgia pasiva de The Force Awakens, The Last Jedi llegó para romper con todo.

¡Atención! Hay spoilers.

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Kylo Ren, el primer villano de Star Wars que no oculta su identidad, en una de sus líneas dirigidas a la nueva heroína Rey, dejó en claro cuál era la idea de Disney para con la película: “hay que dejar atrás a los Vader, a los Skywalker y crear nuestra nueva historia.” El haber roto su máscara no es un detalle más: es una analogía de la de esta renovación en ciernes de Star Wars.

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En mi opinión, Kylo Ren todavía no puede ni sacudirle la capa a Darth Vader. Lo que este último generaba cada vez que aparecía en pantalla no tiene comparación con este adolescente con acné, con este new rich de Fuerza Oscura, “hijo de”, cuyo personaje pasa más por obsesiones vanas y sin explicación que por convicciones personales. Todavía tiene un crédito: es posiblemente el personaje más complejo y gris de toda la saga y su historia puede terminar resultando interesante.

De a poco, los creadores fueron poniéndole la zanahoria en la cara a los fanáticos invocando personajes (Luke, Leia, Yoda) y elementos (el casco de Darth Vader, el Falcon, o el sable de Luke) de la trilogía original. Y luego, de a poco, fueron dándoles un cierre.

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Irónicamente el personaje que más vida tenía dentro de la nueva saga era Leia, pero tras la dolorosa pérdida de Carrie Fischer, su personaje seguramente dejará de existir como el de todos los héroes de películas pasadas, que poco a poco darán lugar a los nuevos Finn, Rey o el mismo Ren.

Los más conservadores hubiesen preferido que la historia siga girando en torno a Luke, Darth y Yoda, pero Disney sabe que si quiere darle futuro y rentabilidad a la franquicia va a tener que reinventarse.

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Lo que intentaron fue que estos nuevos protagonistas continúen con el “legado” de los anteriores, siendo Kylo hijo de Leia y Han, sobrino de Darth; y Rey (con un pasado todavía por descubrir del todo) siendo entrenada por Luke, Dameron bajo las órdenes de Leia y así sucesivamente.

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El debate está en que, si bien los personajes legendarios están, su rol no fue bien recibido. Chewy prácticamente pasa desapercibido y no tiene relevancia, Luke tirando su sable por detrás de su espalda como si no le importara, la aparición forzada y obvia de Yoda y de los droides.

No es el caso de Leia, cuyo rol realmente se vio potenciado siendo la líder de la Resistencia o el caso de la humanización de los stormtroopers que significa un acierto en términos de riqueza de la historia.

Muchos de los nuevos personajes también han sido bien recibidos, como Phasma (el nuevo Bobba Fett), DJ, Finn, Holdo (salvo por su pelo) o Kylo Ren (aunque no me guste, algunos lo aman).

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Pero algunos otros se los ve muy forzados e innecesarios como el efímero Snoke, Maz Kanata, Hux o los Porgs, esos tiernos e irrelevantes pajaritos que están en la isla de Luke que probablemente solo están ahí para vender peluches. Los minions de la saga.

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Uno de los puntos que más divide las aguas es el nuevo significado y uso de la Fuerza. Lo que antes era místico, filosófico, ahora es pragmático y utilitario. Lo sagrado ahora es apócrifo. La Fuerza dejó de ser equilibrio para transformarse en un medio de comunicación decisivo para la trama. Este punto a mí no me gustó y me pareció un poco tirado de los pelos, a pesar de la trascendencia que tuvo en la historia.

El rol preponderante de la mujer parece ser de lo mejor que nos deja esta película, siendo Leia y Rey dos protagonistas sustanciales, aunque la joven debería enriquecer su personaje la próxima entrega. Su coqueteo con la fuerza y con Ren quedaron en la nada y prácticamente ni aparece en los últimos 40 minutos.

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Otros puntos altos son:

• La continuidad del espíritu del universo original
• La vuelta del humor a las películas de Star Wars
• La humanización de los Stormtroopers
• Los nuevos personajes atrapantes
• Una dirección exquisita de Rian Johnson (visualmente es increíble)
• Y, por qué no, su controversia.

Sin embargo, entre los esfuerzos por modernizar la saga encontré algunos sinsabores:

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• El poco desarrollo del personaje de Snoke.
• La obsesión innecesaria, adolescente y sin explicación de Kylo Ren con el lado oscuro y con Rey.
• Una película muy larga y con escenas prescindibles (todo el periplo de Finn, la escena de los espejos)
• Esta nueva connotación de La Fuerza (¿Luke queriendo matar a Kylo Ren mientras duerme, de verdad?)
• Y, quizás, un sentimiento de banalización y pochoclización de un universo sagrado (¿Dameron jugando a ser Tangalanga con Hux?)

Es una película decididamente targetizada a una nueva generación, con todo los condimentos de acción, de comercialización y guion para que la nueva camada de amantes de Star Wars saboree brevemente a viejas glorias y amen a nuevas.

Está claro que los amantes de Star Wars de otrora sienten que la saga se vendió al lado oscuro de la Fuerza. Que la Fuerza nos acompañe a todos nosotros en el siguiente episodio.

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