Una buena compra depende más que nada del ojo del comprador, y en el caso de las antigüedades esto es un factor crítico.
No sólo importan el criterio y el presupuesto, también hace falta tener muy en claro qué es una buena pieza… y qué salió de la góndola de un supermercado.
Algunos de estos tesoros antiguos no están a la venta sino que son parte de una colección de arte, pero igual sirven para entrenar el ojo:
¿Cuál es el verdadero Huevo Faberge?
¿Cuál será más cara de llevar a la tintorería?
¿El Nirvana por 30 mil dólares… o 70?
¿Cuál de los dos duele más romper?