Hoy a las 22, por HBO, termina la séptima temporada de Game of Thrones. Este séptimo y final episodio, “El dragón y el lobo”, será el más largo de todos, con 79 minutos y 43 segundos. Las especulaciones mágicas y sangrientas se acumularon con éxito millonario -y ansiedad exponencial- apenas terminó el episodio 6, una semana atrás.
Alguien que lo sabe bien, y se divierte insinuando coordenadas de lo que ocurrirá desde las 22, como puente al pasado y a lo que se prepara para la octava temporada (que llegará en 2018) es Alan Taylor: el propio director de “El dragón y el lobo” y del episodio anterior. También estuvo a cargo de los dos primeros finales de temporada, del mítico nacimiento de los tres dragones de Daenerys y de la decapitación de Ned Stark, la cual inauguró, hace seis años, otra las marcas de Game of Thrones: hasta el héroe más querido puede morir, pero su vigor seguirá latiendo en el resto de la historia.
El jueves, Taylor le contaba a The New York Times: “Game of Thrones se volvió esta cosa global que, definitivamente, no existía cuando trabajé con ellos por primera vez. Y cambió la escala de todo”.