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Sociedad

Nuevo invento: ¿Qué es la famosa “bolita lechera”?

Bolitas Tinka fue creada en la pequeña ciudad de San Jorge, Santa Fe, en 1953. El nombre viene de “tincar”, que es como se denomina en las provincias del norte argentino a cuando una bolita le pega a otra

Víctor Hugo Chiarlo y Domingo Vrech trabajaban en la fábrica de cristales SAICA, en Santa Fe, a principios de la década de 1950.

En ese momento, a la empresa no le iba bien y tenía que suspender empleados. A veces días, a veces semanas. A raíz de esas suspensiones forzadas, Chiarlo y Vrech comenzaron un emprendimiento: fabricar bolitas de vidrio.

Según detalla el diario La Nación, hoy, ese emprendimiento se convirtió en la única fábrica de bolitas del país, y una de las más importantes de Sudamérica.

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“No teníamos ni plata, ni experiencia. Ni siquiera herramientas; nos las prestaba un colega. Decí que nunca bajamos los brazos.”, cuenta Chiarlo, de 85 años.

Bolitas Tinka fue creada en la pequeña ciudad de San Jorge, Santa Fe, en 1953. El nombre viene de “tincar”, que es como se denomina en las provincias del norte argentino a cuando una bolita le pega a otra.

bolita

En otros lados, a eso se le dice “quema”, explica Chiarlo. “Así que de ahí sacamos ‘tinca’. Y como en los 50 las mejores bolitas eran las de Japón, le pusimos una ‘k’ para sonar más japonés”.

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En sus 64 años de existencia, la fábrica tuvo que atravesar múltiples crisis. Algunas económicas y financieras, otras derivadas de la competencia.

La más peligrosa: la desaparición del juego. Pero a base de innovaciones, como la invención de la “bolita lechera” o la diversificación de su producto, logra mantenerse produciendo.

El primer obstáculo fue el del financiamiento. En los 50, Chiarlo y Vrech viajaron a Rosario, a 180 kilómetros de San Jorge, para conseguir a alguien que apostara por su proyecto.

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Tuvieron suerte: Manavella, la única fábrica de bolitas de mármol en ese momento, decidió pagar la primera tanda de producción de Tinka a cambio de quedarse con la totalidad de la tirada.

Otro de los desafíos era conseguir el vidrio. Lo sigue siendo. Hoy, el galpón de Tinka donde se producen las bolitas está rodeado de montañas de vidrio roto, separado por tipo: una de botellas de cerveza rotas; una de vidrio transparente; otra de vidrios de colores. Lo consiguen en los basurales, o bien lo compran a cartoneros del lugar.

Entre esas montañas también hay una con restos de porcelana. “Al principio no sabíamos cómo copiar las bolitas de vidrio que venían de China. Tenían esas rayitas de colores adentro, ¿viste? Me pasé horas rompiendo bolitas y averiguando como hacían hasta que lo saqué. Pero antes de eso, hacíamos las bolitas que están pintadas por fuera nada más”, explica Charlo.

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“También nos la ingeniamos para inventar un tipo nuevo de bolita, del que hoy tenemos hasta patentado el nombre, y que hacíamos con porcelana rota, que venía de los envases donde se fabricaban los jabones para baño y esas cosas. Nos arreglábamos con lo que teníamos. Separamos ese material y empezamos a hacer una bolita toda blanca. Y la llamamos la Lecherita. Fue muy popular esa bolita y nos destacó entre los competidores. Después nos copiaban a nosotros”, añade.

La desaparición del juego

“Nosotros vendemos casi todo a Buenos Aires, porque ahí están los mayoristas. Pero ellos venden a las provincias del norte. Es ahí donde se sigue jugando a la bolita”, cuenta Ñañez.

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Es que el juego está en desuso y ese es el mayor peligro para la empresa. Para hacerle frente a la situación, además de la diversificar el producto, Tinka ideó una iniciativa para salvar la bolita: un torneo provincial. Actualmente, el torneo se encuentra en la etapa municipal. Las finales se jugarán en agosto, en San Jorge.

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