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La TV vintage: la telenovela, un género que sufrió la censura de la última dictadura

Durante uno de los períodos más oscuros del país, la industria de la ficción nacional tuvo que adaptarse a los requisitos que impusieron los militares. Qué prohibieron y qué permitieron transmitir

Por Antonella Fuselli – @AntooFuselli

Músicos, actores, intelectuales, escritores, canciones, libros, programas de radio y televisión en silencio. La Argentina vivió una de las etapas más oscuras de su historia durante la última dictadura militar, en la que la censura fue una de las protagonistas de este triste período que atravesó el país entre 1976 y 1983.

La telenovela siempre fue un género con identidad propia, por lo que en esa época era considerada amenazante para las autoridades porque los televidentes podían identificarse con las historias y desde el Ejército no veían con buenos ojos que esto ocurriera con determinados personajes. Además, el rating que tenían estos programas era muy elevado y, para los militares, los fenómenos masivos podían resultar peligrosos.

La última dictadura argentina perjudicó notablemente a las ficciones nacionales. Se trataba de un período en el que Lationamérica comenzaba una etapa industrial de producción, caracterizada por el avance de los recursos técnicos y la venta internacional de las telenovelas, que en el país no se pudo desarrollar.

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Las producciones sufrieron un estancamiento y se quedaron atrás con respecto al creciente progreso del resto de las ficciones del continente sudamericano.

censura television

La televisión se vio afectada por la represión y los exhaustivos controles que coartaban la libertad de expresión y censuraban una gran cantidad de temáticas en las que querían hacer hincapié las telenovelas argentinas. En este sentido, la Secretaría de Información Pública (SIP) emitió una serie de “recomendaciones” que debían seguir para poder salir al aire:

– Se aconsejaba que la narración se limitara a una historia central sin agregar tramas paralelas “que atrapasen al espectador para obtener buenos promedios de rating a costa del nivel de calidad de la historia”.

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– Sobre los contenidos de las historias: “Que no muestren parejas desavenidas, que no se elijan ejemplos de dudosa moral. Tienen que incluir un mensaje positivo en lo moral, lo ético y lo estético, evitando conflictos sociales y situaciones límite con gastadas fórmulas que generan las marcadas diferencias sociales a que pertenezcan los personajes”.

– Además, dispusieron que cada canal no exhibiera más de dos títulos diarios. Solo se permitía un tercero en el caso de que hubiera sido vendido al exterior.

Entre las novelas que cumplían con los requisitos impuestos por las autoridades nacionales de la Dictadura, se destacaba “Un mundo de 20 asientos”. La trama se centraba en la historia de amor entre un colectivero y una chica que se hacía pasar por la mucama de una familia de buena posición económica.

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un mundo de 20 asientos

Se trataba de una telenovela “políticamente correcta” y “pulcra” que no representaba ningún tipo de riesgo, ni tenía rasgos incorrectos para quienes gobernaban en ese entonces. En ella no se encontraba ninguna referencia a la realidad política social, más que el mensaje que querían transmitir los militares al mundo y a los argentinos: “En el país está todo bien”.

Por otro lado, la censura que sufría el mundo televisivo quedó en evidencia con la reedición de “Rolando Rivas, taxista”. La telenovela que fue furor a principios de los ´70 volvió a emitirse en 1979. Pero en ese entonces chocó con los requisitos de la dictadura y recortaron una parte de la trama: un segmento de la tira original que hablaba de la pertenencia política de Quique Rivas, hermano de Rolando, quien era militante de la agrupación guerrillera Montoneros.

Sin dudas, se trata de una época en la que callaron voces, censuraron ideas y aggiornaron a la “caja boba” de acuerdo a sus propias conveniencias, afectando en forma directa a la industria de la novela argentina.

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Si hoy hubiera que seguir los requisitos que se impusieron durante ese período, la televisión argentina sería completamente distinta y muchas de las novelas que hoy en día entretienen a los televidentes, no podrían verse.

 

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