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Diego Milito, un delantero de raza

De brillante recorrido en Europa y Racing, el delantero no pudo repetir en el Seleccionado Nacional, su gran deuda pendiente. La noche de gloria en el Bernabéu y una carrera de ensueño

Con Diego Milito, se va uno de los últimos grandes jugadores del fútbol argentino de los últimos tiempos. Aunque dilatada por un paso sin pena ni gloria por el seleccionado, la carrera del “Principe” tuvo un recorrido que muchos podrían envidiar.

Su primera etapa en Racing lo encontró en, quizás, uno de los momentos más duros en la historia del Club. Su debut en Primera fue a fines del 99′, ante Unión de Santa Fe. Luego de un año desastroso tanto para el equipo como para el país, llegaría a mediados del 01′ Carlos “Mostaza” Merlo a la dirección técnica del club, y le daría a Racing el primer título local en 35 años. Milito fue parte central del esquema del equipo, aunque alternaba la titularidad con Maceratesi.

Tras unos buenos torneos en la Academia, incluida una interesante intervención en la Copa Libertadores, Milito es vendido al exterior, más precisamente, al Génoa.

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Allí, el amor fue a primera vista, y terminaría convirtiéndose en uno de los grandes ídolos de la institiución. Con números para la historia, Diego Milito terminó su campaña allí con prácticamente un gol cada dos partidos.

Esto le valió una venta al Zaragoza de España, donde terminaría encontrándose con su hermano Gabriel (y otros tantos argentinos, como Aimar y Ponzio). Allí también se convirtió en un referente indiscutido, y terminó jugando más de tres años.

Luego, llegaría el momento del regreso al Génoa, repitiendo los números de la campaña anterior. Eso le valió el interés de un gigante del fútbol mundial, el Internazionale.

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El punto más alto de su carrera se daría en ese club, más precisamente en la final de la Champions League 2009/2010 ante el Bayern Munich, marcando los dos goles que le dieron el título al neroazurro.

Fueron 6 títulos en esa institución, incluyendo un Campeonato Mundial de Clubes.

Pero el amor es más fuerte, y Diego Milito tenía decidido desde su partida que se iba a retirar en Racing. Fue así que a mediados de 2014, selló su regreso a la Institución que lo vio nacer como futbolista. Y, como es sabido, fue inmejorable: en el primer semestre en Argentina (tal como había ocurrido con Verón en 2006 jugando para Estudiantes), el equipo de Diego Cocca se coronó campeón de un torneo que lo tuvo como uno del pelotón hasta la fecha 13, que con un Bou encendido, y apoyados en la genialidad y jerarquía del número 22, encadenaron 6 victorias al hilo que lo encauzaron directo al campeonato.

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El capítulo de la selección tiene su párrafo más destacado en 2010, cuando formó parte del seleccionado dirigido por Diego Maradona en el Mundial de Sudáfrica, aunque sólo disputó dos partidos.

Los números dicen que Milito es el número (aunque suene mentira) 22 en la lista de goleadores del club, con dos títulos en su haber, ambos en el ámbito doméstico.

Se retiró Diego Milito. El fútbol ya lo extraña.

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