Una vez finalizado el partido entre Nueva Zelanda y Australia, y ya con la consagración de los All Blacks como bicampeones del mundo consumada, un pequeño fanático invadió el campo de juego del Twickenham Stadiun con la esperanza de poder estrecharle un abrazo a sus ídolos, pero se encontró con la despiadada respuesta de un empleado de seguridad, que no tuvo reparos para tacklearlo.
Al ver esto Sonny Bill Williams, figura en la final ante los Wallabies, intervino y frenó al encargado de seguridad, tomó de la mano al niño y lo acompañó hasta la tribuna. Luego de un par de abrazos, el jugador se quitó su medalla y la colocó en el cuello del niño, obsequiándosela y diciéndole: “Te merecés una medalla, disfrutala”.
El niño no lo podía creer. Su ídolo le regaló la presea con la que seguramente soñó toda su vida. La grandeza de un campeón.
+ El video del hermoso gesto del jugador neozelandés