Las boas constrictoras no asfixian directamente a sus presas. Un grupo de científicos estadounidenses descubrió que la serpiente restringe el flujo sanguíneo de sus víctimas, provocándoles un “paro circulatorio”.
Investigadores de la Universidad Dickinson de Pensilvania llevaron a cabo un estudio en ratas previamente anestesiadas, en el que midieron las funciones cardiovasculares de los roedores antes y después de ser atacados por la boa, a fin de registrar los efectos de la constricción sobre su sistema circulatorio.
Luego del experimento notaron que el ataque restringía el flujo sanguíneo, privando a los órganos vitales de oxígeno (isquemia) y destruyendo rápidamente el tejido del cerebro, el corazón y el hígado.
El “paro circulatorio es una forma mucho más eficiente, rápida y definitiva de acabar con la presa que la asfixia”, indicó Scott Boback, director de la investigación, que fue publicada en la revista británica “The Journal of Experimental Biology”.
Los investigadores manifestaron estar especialmente interesados en descubrir cómo la boa constrictor desarrolló este método letal, único en el reino animal.