Ya se sabe que el Poder Ejecutivo no está interesado en aliviar al millón de asalariados que está atrapado por el descuento del Impuesto a las Ganancias. El principal escollo es que se volvió un sostén vital para el Tesoro. En dos años, los ingresos que aportó este gravamen casi se duplicaron, por el efecto combinado de la inflación (el parámetro real que guía el ajuste de las remuneraciones) y la falta de actualización de las escalas del impuesto. En el año que pasó no solo alcanzó un récord nominal, sino que dicho monto también representará un inusual 6% del PBI.
En 2012, Ganancias contribuyó con $ 138.439 millones, en tanto el 2014 cerró con un volumen de $ 267.075 millones, lo que marca un 92% de incremento. En el primer trimestre de este año, el aumento que registró fue de 40%, siendo el tributo que más creció junto con el que se aplica a la venta de combustibles.
Este gravamen representa en la actualidad 21% de la recaudación total (el promedio histórico era 19%), cada vez más cerca de los impuestos al consumo, que en conjunto contribuyen con 35%.