La realeza tiene muchísimas historias para contar, y seguro que esta no es una de sus preferidas: el 23 de febrero de 1500, el Emperador Carlos V de Alemania y I de España vino al mundo en una letrina del Palacio de Prinsenhof en Gante
Al parecer, las intrigas palaciegas llevaron a que, la noche del nacimiento del monarca, su madre, la Archiduquesa Doña Juana, participara en una fiesta en el Paacio Prinsenhof por estar, no podía ser de otra manera, celosa de su su atractivo marido, el Archiduque Felipe de Austria.
La joven Infanta española, de tan solo 21 años sintió unos dolores en el vientre, en la madrugada del 24, por lo que acudió a una letrina de palacio sin sospechar que había llegado el momento del parto. En aquella época, los nacimientos en la Familia Real castellana tenían que ser presenciados por numerosos testigos que identificaran reglamentariamente al recién nacido y evitaran cualquier duda sobre la legitimidad del futuro Heredero.
Cuando Juana descubrió la verdadera naturaleza de sus dolores, ya erademasiado tarde para armar todo el circo. Sola, sin siquiera a una doncella, trajo al mundo a su segundo hijo, Carlos, que años después se convertiría en uno de los Monarcas más poderosos de la historia: fue Rey de España, cuando España integraba también las Indias, Nápoles, Sicilia, Rosellón y la Cerdaña, y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.