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A pesar de la crisis social que afectaba al país, el Gobierno no quiso suspender los festejos

A pesar de los acuartelamientos policiales en 11 provincias, los saqueos a casi 1900 locales y los 11 muertos en los disturbios, el Gobierno nunca pensó en la posibilidad de suspender los festejos de ayer

“Había un pensamiento monolítico. Nadie tuvo dudas en las primeras líneas del Gobierno de realizar el acto”, señaló  un alto funcionario oficial según resalta la editorial de LA NACION. “No podemos ceder ante la desestabilización de los grupos policiales que quieren condicionar la democracia, que celebramos. Sería admitir una posición de debilidad frente a esos grupos que generaron caos”, agregó.

Lo de anoche fue algo surrealista, dos países totalmente antagónicos, por un lado el recrudecimiento de la situación de caos en Tucumán, Chaco y otras provincias afectadas por los acuartelamientos policiales, y por el otro, la presidenta de la Nación bailando con la hija de Moria Casán y un discurso en el que no se mencionó a los tristemente muertos y afectados por los disturbios.

Así, luego del polémico discurso de la presidenta de los argentinos, quedó la sensación de que las principales víctimas del caos no eran los comerciantes y la gente afectada por los saqueos, sino ella y su gobierno.

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Para el oficialismo no existió el efecto contagio, sino una acción planificada y orquestada. Esta línea argumentativa fue utilizada por Cristina desde el comienzo de sus discurso.

 

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