Caso Báez Sosa: familiares de los condenados culparon a la prensa por la sentencia

Tras la lectura de las condenas a los ocho acusados de asesinar a golpes a Fernando Báez Sosa, en enero del 2020, familiares de los imputados apuntaron contra la prensa por el fallo desfavorable y exigieron a los gritos que los periodistas sean desalojados del recinto en donde se leía la sentencia.

Momentos de tensión se vivieron, luego de que el Tribunal anunciara la sentencia a prisión perpetua para Máximo Thomsen, ya que su madre, Rosalía Zárate, comenzó a propinar gritos e insultos contra los periodistas que estaban en la sala, “Saquen a los medios, tres años torturándonos”, inició la mujer.

Visiblemente alterada por el fallo contra su hijo, Zárate reiteró “saquen a todos los periodistas la puta que lo parió. No me importa más nada”, mientras intentaba acercarse hacia el joven que fue considerado el principal autor del asesinato de Fernando.

La secuencia elevó el nerviosismo cuando al leerse la pena que le correspondería a su hijo, la mujer rompió en llanto, acurrucándose en su lugar mientras sollozaba “Machu”, apodo del condenado. En ese instante, Thomsen comenzó a tambalearse y cayó desvanecido en su silla.

“Un médico por favor”, resonó en la casa de justicia de Dolores, cuando la madre del acusado elevó su voz pidiendo asistencia para su hijo. Ate ello la jueza que leía los cargos contra el grupo de violentos, insistió en que Thomsen fuera asistido por el personal de salud presente en la sala.

En medio del revuelo la madre pidió que la dejen acercarse para ver cómo estaba su hijo. “No me quedo tranquila hasta que me dejen estar con él. Tengo que estar con él” reclamaba eufórica Zárate.  A su vez, exigió que saquen a todos los medios del lugar, al grito de “lo estuvieron torturando por tres años”. Finalmente la prensa fue retirada del recinto, para aliviar las tensiones y calmar tanto a los condenados como sus familias.

Emiliano Lázzari, María Claudia Castro y Christian Rabaia

Según trascendió, los padres de los condenados por el asesinato de Báez Sosa,  se quedaron dentro de la sala mientras atendían a Máximo Thomsen, abrazados entre ellos y llorando.