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Notas de Opinión

La verdadera grieta

El peronismo descaradamente propone, para arreglar los problemas que ellos causaron, agregar dosis mayores de las recetas que fueron la causa de la catástrofe

Columna publicada originalmente en The Post Argentina

El presidente Alberto Fernández se pronunció públicamente a favor de subir las retenciones para frenar la inflación de los alimentos.

No es una novedad esta enfermiza tendencia peronista a la exacción de la riqueza en lugar de propender a su creación.

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Toda la obra destructiva del peronismo -que ha sido mucha y que hay que indagar mucho en la historia para poder empardarla- se basa justamente en un ataque sistemático a las fuerzas productivas de la Argentina, a un castigo sin prisa y sin pausa a los sectores que generan un valor agregado al producto, a un saqueo rítmico, metódico y meticuloso a todo aquel que genera un plus de valor.

El destino de esos fondos esquilmados a los sectores productivos han sido básicamente dos: 1.- una fenomenal transferencia a favor de los sectores menos competitivos y menos productivos de la economía y 2.- el robo en el formato de enormes transferencias de dólares a favor de los bolsillos personales de su dirigencia.

Es decir, la historia del peronismo podría sintetizarse en la combinación, por un lado, de una ignorante preferencia por lo menos eficiente y, por el otro, de una rampante corrupción criminal.

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El primero de los métodos también supone -además de ser una preferencia por lo que menos sirve- una subversión de los valores morales porque el verdadero objetivo peronista, oculto detrás de su mensaje sensiblero y demagógico, es la “compra” de voluntades electorales para cosechar esa “siembra” en las elecciones.

El peronismo también se ha caracterizado históricamente por la creación monumental de empleo público, otra inclinación por lo inútil en contra de lo que produce. El drama reciente del kirchnerismo es una especie de éxtasis en ese sentido.

Si uno trazara una línea en la geografía argentina encontraría que el país se haya dividido en dos zonas bien distinguidas: la zona que paga impuestos (establecidos salvajemente por el peronismo) y la zona cuyos pobladores los reciben en formato de subsidios y planes sociales.

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En el medio de la implementación de esos mecanismos el peronismo encuentra los vericuetos para el robo en su propio beneficio.

El presidente luego de hacer esa declaración dijo ser consciente de que para concretar su aspiración se necesita la aprobación del Congreso.

La referencia no es menor porque permite valorar, una vez más, la inteligencia superlativa del sistema de división de poderes: si esto fuera una democracia populista de masas (quiero decir, institucionalmente, pues, lamentablemente, en los hechos lo es) la voluntad del capitoste sería suficiente para entrarle aún más salvajemente a los bolsillos de los argentinos productivos.

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Cuando la Sra. Fernández habla de la instauración de un Nuevo Orden se refiere a esto: a deshacerse de los últimos obstáculos constitucionales que les impiden ser dueños de todo.

No resulta para nada extraña la abrumadora decadencia argentina: desde hace 75 años el peronismo logró entronizar un sistema de castigo y exacción a los sectores que producen, suprimiendo todo incentivo para ayudarlos a que produzcan más. Al contrario, los ha estigmatizado como los enemigos de la sociedad, como los responsables de todos los problemas.

Cuando una fuerza del mal de este porte logra dar vuelta de una manera tan fundamental lo que está bien y lo que está mal, el país que lo sufre enfrenta una dificultad mayúscula par poder revertir su decadencia.

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El peronismo descaradamente propone, para arreglar los problemas que ellos causaron, agregar dosis mayores de las recetas que fueron la causa de la catástrofe.

Esperemos que la parte testimonial aún vigente de la Constitución que mantiene el sistema de división de poderes, le permita a la oposición frenar este nuevo disparate.

La verdadera grieta argentina no es ideológica: es moral, entre los que aspiran a vivir y progresar con el producido de SU trabajo y los que pretenden vivir a expensas del trabajo y del esfuerzo de otros.

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